sábado. 20.04.2024

Rafael Limón: "Estamos perdiendo valores humanos con tanta atención animalista"

Entrevista al banderillero de Algeciras que ideó las camisetas taurinas solidarias

Rafael Limón es un banderillero joven de la prolífica cantera del Campo de Gibraltar. Acaparó fotos y líneas cuando sufrió una cogida en Zaragoza. Antes había sido protagonista de una campaña reivindicativa y solidaria, la de las camisetas de “Arte y Cultura Toros Sí”, que sirvió para sacudir algunas telarañas en la cabeza de los aficionados.

Rafael Limón | © MIRA Comunicación - Por Marciano Breña

Quedamos en la Venta Apolo y después de comer camperamente (¿qué es comer camperamente?) nos montamos en su todoterreno para llegar a la finca donde pasa sus mejores horas en compañía de la familia; el camino está intransitable por las lluvias y es una odisea a través de un cañada donde hay que sortear arroyos que se ponen de repente como ríos.

Rafael es yerno de Miguel Márquez, el pundonoroso torero que nos dejó hace unos diez años mientras tentaba. Su hija nos espera allí en compañía de cuatro soles. La casa está llena de recuerdos toreros de Miguel, como la cabeza del toro de Victorino lidiado con una gran faena en Málaga el año 1985. Afuera se mantiene la placita de tientas, alrededor de la cual pastan unos caballos.

¿Cómo surgió tu afición al toro?

La verdad es que desde muy jovencillo. A los doce o trece años, un tío mío me llevó a los toros en Algeciras y a raíz de ahí empecé a ir a las novilladas sin caballos de verano que daba la escuela dirigida por Miguelete y allí toreaban Repullo, Estella, Soler, Corruco, Rubiales…. Así me nació la decisión de apuntarme a la escuela y de ser torero. Si volviera a nacer volvería a hacerlo igual.

¿Cómo fue tu estancia en la escuela taurina?

Estaba el maestro Salvador Mateo, hermano de Miguelín, y posteriormente el maestro Ruiz Miguel; con el cual fui de banderillero en algunos festivales. Mis mejores recuerdos son los de Medina Sidonia, a donde íbamos para hacer en los tentaderos tapia con otros aficionados, de toda España, y nos alojábamos en la pensión “Napoleón”; esos son los recuerdos más entrañables.

¿Cómo fue el paso a banderillero?

Todos sabemos lo difícil que es ser torero y el mundo del toro es muy sacrificado. Vi que toreaba algunas novilladas pero sabía que no tenía capacidad para ser torero. Así es que mi paso a la plata era la solución para seguir vinculado a esta profesión. Aunque dicen eso de que hay que tener padrino, el que es bueno y tiene las cualidades acabará siendo torero, pero yo sabía de mis capacidades.

¿En qué cuadrillas has estado?

El primer matador que acompañé fue Juan Carlos Landrove. Después fui con Gil Belmonte, hice algunos festivales con Ruiz Miguel y con Antonio José Galán allí en Mijas, acompañé mucho al novillero Manciño; luego fui con Miguel Ángel Delgado, Salvador Vega, David Galán y otros muchos. Con David Galván llevo desde su debut con caballos; aparte de la estima personal y el respeto que le guardo porque es mi jefe, le tengo mucha fe por las cualidades que tiene y porque vive las veinticuatro horas del día para el toro.

¿Cómo ha ido el año 2016 con Jiménez?

Javier empezó a contar conmigo porque un banderillero suyo tenía un problema de cervicales y lo tenían que operar. He estado con él todas sus tardes menos tres o cuatro en que coincidía que toreaba también David. He disfrutado cada tarde que he toreado con él y es un torero que está dando un buen concepto; recuerdo las tardes en Sevilla, en Francia, en Pamplona y le agradezco que haya contado conmigo en 2016.

¿Cómo ha ido con Galván?

He ido con David todas sus tardes menos la de los vitorinos en Almería y la de Valdemoro. Disfruto más cuando el matador triunfa pero personalmente he disfrutado de modo especial en Algeciras, que es mi tierra, y en El Puerto de Santa María. Si has echado una mala tarde no te dice nada pero como se exige a sí mismo mucho tú también te exiges.

Al dar el paso a la plata, ¿cómo decide un subalterno ir de lidiador o de tercero?

Cuando me eché a banderillero otros compañeros de escuela ya se habían echado. Yo entrenaba con Antonio Caba y me solía decir que el tercero lo tenía menos difícil que el lidiador, aunque había mucha competencia entre los subalternos. Yendo a algunas novilladas cogí la puntilla en dos o tres ocasiones y acerté a la primera; eso me animó y me decidí a ir ya siempre de tercero. En cuanto a la preparación, pues se hace en el campo y en la plaza, aunque tengo un tronco donde ensayo mucho. Hay que ir con mucha confianza pero fallar, se falla; los mismos matadores fallan con la espada. Somos humanos, no máquinas.

Rafael Limón | © MIRA Comunicación - Por Marciano Breña

¿Cómo recuerdas la cogida de Zaragoza con un toro de Fuente Ymbro?

Fue todo muy rápido. Estaba tan cerca del toro para cortarlo que cuando salió, ciego, dio conmigo; hizo un quiebro aunque le eché el capote. Había tan poca distancia entre el toro y yo que quizás debí haber estado más retirado. Me dolió más el impacto de la cabeza en el suelo que la cornada, aunque sabía que me había metido el pitón. Me dio tiempo a levantarme rápido hasta las tablas y me luego me falló la pierna. Fue una tarde más y siempre hay que ir pensando que el toro te puede pegar una cornada; son los achaques de la profesión. Me gustó el detalle de los compañeros, matadores y aficionados que te llaman preocupándose por ti. No es una medalla pero gusta que todo el mundo te ofrezca cariño.

¿Cómo fue la recuperación?

He estado en rehabilitación pero el problema más molesto fue el pubis, donde tenía un pinchazo cuando forzaba. El pitón, además de destrozarme el abductor, me llegó al pubis. Aparte de los siete u ocho días que estuve ingresado en Zaragoza y el tiempo de los puntos, he necesitado tres meses para recuperarme pero gracias a Dios ha ido todo bien.

Rafael Limón | © MIRA Comunicación - Por Marciano Breña

¿Qué pasó con lo de manifestarte junto a los antitaurinos?

Fue una decisión que tomé de forma inesperada. Veía que los antitaurinos acostumbran a manifestarse cada vez que tenemos un evento o una charla taurina; que quieran fastidiar me comía de rabia porque debe haber libertad para ir o no ir. Fui a una conferencia en Algeciras y estaban cinco o seis con carteles pero cuando entré decidí dibujar con unos rotuladores un cartel con mensaje a favor de la fiesta y salí a ponerme junto a ellos, a contradecirles lo que decían. La gente que pasaba se sorprendía de la situación. Alguien tomó una foto y se publicó por todos lados.

¿Cómo se forjó la campaña de las camisetas?

A raíz de esa foto me atacaron mucho. No era consciente de la repercusión que había tenido pero después ya sí. Eran constantes los mensajes insultantes de los antitaurinos en mi página de Facebook y mi mujer me aconsejaba no entrar al trapo. Decidí investigar en el perfil de uno de los que más me atacaban y vi que vendían camisetas antitaurinas para ayudar a una asociación protectora de animales. Eso me dio la idea de hacer camisetas taurinas para sacar ayuda a comedores sociales que atienden a personas necesitadas y entonces decidí ayudar a un comedor social de los tres que hay en Algeciras y que dan muchísimas comidas.

Rafael Limón | © MIRA Comunicación - Por Marciano Breña

¿Qué tal ha ido?

Primero hice cincuenta camisetas y en la feria de mi ciudad las vendí todas. Después empezaron a pedirme envíos desde Barcelona y otros sitios de toda España. Al comedor del Carmen entregamos cuatro euros de cada camiseta y allí están encantados. Me he alegrado de que algunos matadores hayan decidido comprar esa camiseta y ponérsela. Es raro encontrar un torero que a lo largo de su vida no haya participado en festivales benéficos para ayudar a Caritas o a otras entidades de ayuda. Mi trabajo también ha servido para reivindicar la fiesta y decir que los taurios no tenemos que escondernos. Quizás haya habido algunos toreros que no se han implicado. Cuando tuve mucha demanda mi compañero Rafael Valenzuela decidió echar adelante la campaña y ha sido un motor fundamental. La campaña no ha terminado; eso está ahí.                                         Quizás tiene algo de novedad cuando nace pero se puede retomar sin ánimo de lucro en cualquier momento.

¿Cómo ves que debe ser la defensa de nuestra afición?

Algunos dicen que la tauromaquia no hay que defenderla sino enseñarla. Sí, pero el que está atacándola no se conforma con que la enseñes. Estamos perdiendo valores humanos con tanta atención animalista; si un niño se pone malo le ponemos un dalsy para salir del paso pero si se pone malo el perrito o el gatito los llevamos rápidamente al veterinario. La mejor forma de defender la fiesta es ir a los toros y asistir a los actos taurinos. Sabemos lo costoso que es un espectáculo pero vemos en Sevilla las novilladas económicas de junio y tienen un ambientazo juvenil enorme. Tengo unos amigos austríacos que vienen a jugar al golf y por mí se han aficionado a ver los toros. No tenemos por qué ir a los toros con la cabeza agachada ante sus insultos sino que debemos defendernos de verdad ante una campaña dirigida desde lejos políticamente. Hay que conseguir que no haya manifestaciones antitaurinas los días de corridas.

Rafael Limón | © MIRA Comunicación - Por Marciano Breña

Volvemos a ti. ¿Cómo te preparas a diario?

Hay diferencia con la preparación de un matador, al menos en lo que veo en David Galván, que es un Rambo, entrenando día y noche. Yo, como banderillero, le dedico mis horas al día, por las mañanas salgo a correr, dos veces a la semana hago natación, suelo ir a la plaza de toros a entrenar con el carretón o a hacer un toro con los compañeros, pero no con la intensidad del matador, aunque si él te llama tienes que estar ahí. En otras épocas se prepararían pero los picadores y banderilleros no estaban tan delgados como hoy. Conozco picadores de ahora que corren que maratones y están tan finos como los matadores.

¿Ha evolucionado el tercio de banderillas?

En lo que he visto, se ha evolucionado mucho en la tauromaquia en sí, no sólo en el tercio de banderillas. Hoy se torea más despacio que antes y las tandas se intentan dar a la perfección, casi a cámara lenta. En banderillas, antes había grandes banderilleros pero hoy están todos muy preparados y ves que se pegan unos saltos al parear que antes no se daban. En todas las profesiones se evoluciona y en la tauromaquia también.

Rafael Limón junto a su entrevistador Marciano Breña | © MIRA Comunicación

¿Cuál sería la tarde ideal que representa tu concepto del toreo como subalterno?

Una buena tarde es estar pendiente a todo, bien colocado en tu sitio, que salga todo bien, que le cortes el toro a un compañero y que el matador triunfe. Si encima la puntilla sale bien…; soy muy exigente y busco la regularidad. No soy inclinado a destacar; prefiero que el matador tenga el éxito. Tres o cuatro puertas grandes y ya estamos todos en la élite.

¿Cómo se presenta la temporada 2017?

No me planteo nunca si un año va a ser mejor que el anterior. Me preocupo de estar preparado incluso por si te llaman de otros toreros. Si vas con tu matador tienes que estar preparado al cien por cien, como si estuvieras anunciado en todas las partes.

Terminamos aquí la charla con Rafael Limón. Es el momento de acercarse los niños y jugar con ellos. Un café y unas pastas dan pie a hablar de la vida familiar. Aquí la familia es muy importante, se vive intensamente. El campo también se vive intensamente. Salimos para iniciar la vuelta y vemos que ya es tarde; se nos ha pasado el tiempo muy rápido. Es de noche. Volvemos a la cañada y nos esperan, atravesados en el camino, tres corzos que se apartan lentamente e inician el regreso a terrenos más altos, sin prisas.

Rafael Limón: "Estamos perdiendo valores humanos con tanta atención animalista"