viernes. 29.03.2024

En Sanlúcar, Guadalquivir, toros y toreros

El Juli, Talavante y Cayetano ofrecieron una gran tarde de éxito ganadero

Plaza de toros de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), 20 de agosto de 2017. Corrida de la Fiesta de la Exaltación del Río Guadalquivir. Tarde soleada con un levante que por momentos molestó mucho. Casi lleno, exactamente cinco sextos del aforo. Ameniza la Banda de Música “Julián Cerdán”.

Se lidiaron siete toros de El Torero, con pesos entre 500 y 519 kilos; de presentación aceptable y bravos con nobleza. En el arrastre todos fueron aplaudidos y el cuarto recibió la vuelta al ruedo tras petición de indulto.

Julián López El Juli: dos pinchazos y entera traserilla; ovación saludad desde tablas. Entera algo contraria; dos orejas y rabo.

Alejandro Talavante: pinchazo y entera desprendida, con aviso; una oreja. Estocada honda traserilla; dos orejas.

Cayetano Rivera: pinchazo y entera tendida; una oreja. Gran estocada; dos orejas.

Incidencias: Al final del paseíllo se guardó un minuto de silencio por las víctimas de los atentados terroristas de Barcelona. Todos los toros lucieron divisas negras en señal de luto. En banderillas se desmonteraron Álvaro Montes, en el primero; José María Soler, en el cuarto, e Iván García y Alberto Zayas, en el sexto. Los tres espadas, con el mayoral, salieron a hombros por la puerta grande.

Las celebraciones para la Exaltación del río Guadalquivir ya no son como eran antes; algunos recordaran los juegos florales. Lo que sigue incombustible es la celebración taurina en la Plaza del Pino en honor del padre Betis, que pasa lamiendo los muros del coso neomudéjar. Este año había un interés redoblado por los nombres del cartel, sobre todo tras la gran tarde recientemente ofrecida por El Juli en el vecino Puerto de Santa María, cuando cortó cinco orejas y un rabo y a su contrincante Morante lo cortó las ganas de seguir para adelante; había ansias de ver a Julián López. Tantas que hace días corrió la especie de que el papel estaba agotado con bastante antelación, no sabemos si por estrategia empresarial o por falso rumor; el caso es que más de uno se quedó en casa sin sospechar que al final iba a haber hueco. Al comienzo del festejo tuvimos la novedad de que en el minuto de silencio un espectador espontáneo con buena voz entonó un Padrenuestro, seguido a su mitad por parte del público y rematado con una ovación apasionada; así, el silencio se convirtió en oración cristiana.

El Juli, de azul pavo y azabache, en su primero, no sobrado de fuerzas, lo más destacado del capote lo puso en el quite por chicuelinas con larga cambiada de pie, tras la puya, que fue larga y por eso pitada (casi todos los puyazos fueron pitados; la gente se pone de parte del toro instintivamente). Tras brindar al público comenzó mostrando sus ganas, por alto y por genuflexos rematados por uno de pecho artístico; vinieron luego tres series a diestra, en redondo y con temple; por la izquierda el viento molestaba, obligando a bajar la mano y a poner brusquedad en los molinetes; otra vez por la derecha, hubo de uno en uno y cambio de mano para naturales contra el viento, acabando con el circular.

A su segundo, bravo, humillador, noble, repetidor e incansable, ya se le vio cómo humillaba en los lances de mano baja realizados al paso y rematados en media; la puya, breve y en su sitio, significó que Barroso fue el único picador aplaudido de la tarde; en el quite por verónicas hizo el animal un amago de rajarse antes de la media; Soler se desmonteró pese a dejar caer un palo en el primer par, pero hubo mucha exposición y el segundo fue grande. Ya en el recibo por bajo el toro es codicioso y en la serie siguiente, buena, hace el avión, pero en la siguiente sufre un volteretón; por la izquierda la humillación sigue y provoca aplausos; otra a diestra, hay ligazón en el toreo en redondo; de nuevo por la izquierda hay una buena serie y otra por la derecha, antes de darle aire y recrearse; por la zurda sigue una en redondo y humillando y otra de uno en uno; por la derecha vemos cuatro circulares lentos y largos y, tras los pases de remate la plaza se cae; empiezan a salir pañuelos blancos sugiriendo el indulto y cuando el Juli sigue dando fiesta los pañuelos son casi mayoría pero el presidente se mantiene y el torero no se da coba. Mientras el toro muere con bravura El Bocho hace un cante a pie de tablas; su pago serán los trofeos máximos que el espada le regalará en la vuelta, una vuelta en la que se entretiene, ay, firmando autógrafos.

Talavante, de turquesa y oro, a su primero, bragado, meano y axilado, tocado del derecho y sin fuerzas, lo saludó con un trasteo y una media de mano baja; el puyazo fue bueno pero al salir dobló las manos, por lo que sólo hay dos pares. En el recibo por bajo vuelve a doblar y luego vienen dos tandas con cuidado, sin dejar el extremeño de luchar con el viento; por la izquierda, sin la espada vemos una tanda en redondo de gran poder; por la derecha hay otra en redondo, con cambio por la espalda, y sigue el toreo de cercanías incluyendo el mirar al tendido antes de unas luquinas; las manoletinas finales son elegantes y el cierre por trinchera propicia los aplausos.

En su segundo, también bragado, meano y axilado, pero lavadito de cara, el saludo se desarrolló en tablas bajando las manos; en el caballo fue bien cogido pero la puya es larga y se duerme, tardando en sacarlo; las banderillas no fueron brillantes. Confiado en el animal, se lo brindó al público y lo recibió en los medios por alto y con la izquierda; continuó otra tanda en redondo en la misma boca de riego; con la derecha hay ligazón y, en serie larga, el toro repite; con la izquierda hay otra serie larga pero empieza a salir con la cara alta; a derechas de nuevo vemos un afarolado antes de ir al uno en uno, que va a incluir dos arrucinas. En la vuelta con los trofeos se entretiene, también él, firmando autógrafos; ¿cuándo se darán cuenta estos toreros modernos de que eso es darle protagonismo inmerecido al espectador inoportuno, abusando de la paciencia del público? Que yo sepa, Ronaldo no firma autógrafos después de marcar un gol, no; se dedica a exhibir su torso.

Cayetano, de turquesa y oro, a su primero, cornidelantero, con un comportamiento que fue a menos, lo trasteó de saludo, sin mucho control hasta que llegó la media, tras puyazo asentado y largo (con protestas), Rus se lució en los palos y García lidiaba magníficamente. El brindis fue al público y el inicio fue por doblones ordoñecinos avanzando, con majestuoso pase de pecho; vinieron dos tandas buenas y aplaudidas y otra en la que el toro dobla; por la izquierda vemos una tanda en redondo y por la derecha el animal empieza a flojear; por la izquierda cita de frente y al final de la serie está a punto de ser prendido; finalizó con ayudados doblándose.

En su segundo, castaño, con cara, el capote no pasa de un trasteo; en el caballo el toro peleó bien pero la puya quedó trasera y hubo barrena, provocando pitos, antes de un postrer puyacito; tras las banderillas se desmonteraron García y Zayas (¡qué gran subalterno hemos ganado con Iván García!); el inicio de faena fue de escándalo, agarrado Cayetano a las tablas, por alto y a continuación de rodillas para cinco pases seguidos, con el de pecho de pie y la plaza se cae; viene una serie en redondo y otra aplaudida; con la zurda el toro empieza a ir a menos y hay dos tandas al ritmo de uno en uno; finaliza con la derecha dibujando una serie a base de molinetes, acompañados por grandes olés.

En la gran tarde que nos ofrecieron los tres toreros es de señalar el gran éxito ganadero que logró Lola Domecq con su envío, muy en línea con la gran temporada que cerró el año pasado. Sanlúcar le suele ser sitio propicio. También hay que apuntar el éxito de la empresa, que nadie sabe cómo se las apaña, pero, desde que cogió la plaza, está desarrollando una actividad digna de estudio. Ese estudio lo haremos otro día. El caso es que en Sanlúcar el Guadalquivir sigue estando presente para la celebración y esta vez en compañía de toros y toreros.

En Sanlúcar, Guadalquivir, toros y toreros